sábado, 2 de enero de 2010

Una aproximacion a la orientación

La orientación como practica representa un factor de orden social, donde, partiendo de prioridades establecidas trasciende al sujeto ubicándolo como parte de un todo. Allí en el espacio de las relaciones humanas es de vital importancia por que interviene en el mantenimiento o cambio dentro de lo establecido socialmente, definiéndose en términos de promoción del desarrollo social e individual.


El hombre como ser social se encuentra formado por un sistema ideológico transmitido a través de los padres, comprendiendo esto los valores, capacidad de socialización y aspectos socioculturales entre otros. La practica orientadora ejerce influencia dentro de este sistema ideológico al promover cambio e innovación en el mismo dando cabida a nuevas formas de ser y estar.

Estos cambios se inician a partir de la apertura de espacios que promuevan la participación bajo el respecto a la diversidad existente dentro de la sociedad.

Bermúdez (2007) nos señala con respecto a los cambios e innovaciones que pueden ser introducidos a través de la práctica orientadora:

“las ayudas le preparan para la vida, a partir de la adquisición de estrategias y procedimientos eficaces de solución de problemas y conflictos, que le permiten su resolución y genera un bienestar emocional y con ello. La elevación de su calidad de vida, con un impacto positivo para la salud.” p.3



Por lo antes señalado se puede puntualizar a esta interacción como un proceso que disminuye la brecha existente entre la sociedad y el hombre, construyéndose a su vez nuevas relaciones como mas adelante afirma Bermúdez (2007)

“propicia el crecimiento personal del sujeto teniendo en cuenta no solo el nivel de desarrollo alcanzado, sino también sus potencialidades para enfrentar y resolver problemas y conflictos” p.3



La realidad dentro de una visión crítica permite fundamental la dimensión ideológica, teniéndose coherencia entre los principios y valores donde la realidad establece lo permitido, deseaba o adecuado para en función de estos establecer las alternativas validas en la resolución de conflictos. Es concebir al hombre y concebir la ciencia desde un punto de vista filosófico, el hombre un ente y la ciencia como institución.

El hombre como ser social es un ente en proceso constante. Bermúdez (2007) al respecto de los procesos señala:

“los procesos de cambio ocurren en su interacción con lo que lo rodea, en la que cada uno va logrando niveles cada vez más alto de autonomía y autodeterminación, a partir de las ayudas que solicita y recibe de los demás en situaciones de colaboración” p.3



Dentro de este orden de ideas, se concibe al hombre como sujeto y se descarta la visión de objeto, valorándose el que hacer como persona. Savater (1997) aporta a este punto de vista cuando indica:

“lo especifico de la sociedad humana es que sus miembros no se convierten en modelos para los más jóvenes de modo accidental, inadvertidamente, sino de forma intencional y conspicua” p.25



La práctica orientadora debe promover el uso máximo de los valores humanos en toda su extensión de derechos y deberes. Es necesario apostar por la capacidad de pensar, de concientización, potencial humano en pro del perfeccionamiento de sus necesidades básicas. Por lo cual, es importante auspiciar espacios de desarrollo de potencialidades dentro del respeto a la diversidad.

Humanizar las relaciones sociales a través de herramientas que ayuden a mejorar procesos de participación responsable en su ambiente y espacio social. Llaca y otros (2006) al respecto indica sobre a humanización de las relaciones en los ambientes educativos:

“si se mantiene un clima de confianza y respecto dentro del aula, las confidencias vendrán solas, puesto que jamás deben esforzase ni un consejo ni la confidencia” p.43



La práctica orientadora en este sentido debe dirigir sus acciones hacia la permanencia de posturas humanistas bajo la reflexión constante dentro del análisis crítico de la realidad.

Al reflexionar sobre la concepción humana surge dos vertientes una vertiente donde el hombre pasa a ser sujeto cuando produce ideas (piensa) y la segunda que comprende al hombre como un sujeto que conoce y se conforma en interacción con los otros.

Tenemos así a un hombre que no es pasivo en la recepción de su realidad, aquí se interviene, construye, reflexiona y reconstruye. Chávez –Deler – Suarez (2009) indica como el positivismo dentro de su filosofía concibe el proceso pedagógico – educativo:

“la pedagogía que de ella se deriva se reduce a la descripción y a la medición de los hechos educativos (…) la educación no depende de la colaboración intencional entre la voluntad educativa del maestro y la voluntad educable del alumno, si no que está determinada por las matrices de la educación…” p.6



La realidad se puede conocer nada mas a través del sujeto que la vive, sufre y construye. Cada ser es huella de su entorno y viene cargado por una cantidad de conocimientos que ameritan se reconocidos al momento de intervenir la practica orientadora.

El contexto es un elemento vital a ser considerado, ya que, determina hasta donde tiene espacio la práctica orientadora. El contexto abarca el espacio, el tiempo, los valores y la situación social y cultural, pieza clave de la formación del ser.

Como conclusión, podríamos decir que la práctica orientadora es un ejercicio de orden social donde intervienen factores propios del entorno, los cuales, deben ser vistos desde un criterio objetivo de la realidad, al ser crítico frente a las diversas situaciones que se puedan enfrentar. La práctica orientadora transciende el ser, influye en la comunidad escolar y a la larga dentro del tiempo en el grupo social. Es importante así, que el orientador sea agente de innovación y transformación social.



Referencias Bibliograficas

Bermudez R. Y Perez L. (2007). “La Orientacion individual en los contextos educativos”. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educacion.



CASADO, E. (2002). “Fundamentos de la Orientación Educativa”, en Fundamentos de la Orientación, Material instruccional del curso de Especialización en Orientación, Facultad de Humanidades y Educación, UCV.
Chávez R.J y Otros (2009). Principales corrientes y tendencias a inicios del Siglo XXI. Ciudad de la Habana, Cuba: Editorial Educación Cubana – Ministerio de Educación.

Llaca y Otros. (2006) Herramientas y soluciones para docentes. D.F, México: Ediciones Euromexico.

Savater F. (2000). El valor de educar. Bogotá, Colombia: Planeta Colombiana Editorial.



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