domingo, 6 de abril de 2008

Discusion Curriculum bolivariano

Diseño Curricular Bolivariano: un libro abierto al debate, una elección popular
ABN
ABN 04/04/2008

Caracas, 04 Abr. ABN (Lena Jahn).- Como parte de las políticas públicas que adelanta el Gobierno Nacional en materia de derechos humanos y sociales, el Diseño Curricular del Sistema Educativo Bolivariano se erige como punta de lanza en el proceso de mejoramiento de la educación en Venezuela, una vez alcanzada la meta primaria de la inclusión.

Unos 320 mil docentes de todo el país han participado en los diferentes talleres de formación del nuevo Diseño Curricular, realizados a nivel nacional, estadal y municipal desde diciembre de 2007 hasta la fecha, y en torno a la discusión han surgido diversidad de propuestas, observaciones y consideraciones necesarias para la estructuración definitiva de este modelo.

Justamente por haber sido tan ampliamente debatido, el presidente de la República, Hugo Chávez Frías, propuso llevarlo a referendo posiblemente el próximo año, al tiempo que invitó a la oposición venezolana a presentar su propia propuesta, tal y como lo está haciendo el Gobierno.

Y es que no se trata de un tema aislado. Durante los próximos días, la Conferencia Mundial de la Paz y la Lucha Antiimperialista, que tendrá lugar en Caracas, abordará como parte de su temario la defensa de los derechos de los pueblos del mundo, entre ellos la educación, vinculada a las acciones represivas y de dominación por parte de Estados Unidos sufridas principalmente por las naciones latinoamericanas.

En Venezuela, el tema educativo no sale del tapete ni se pronostica su retiro del escenario por un buen tiempo. Por el contrario, se acentúa cada vez más la discusión de un derecho humano y deber social fundamental que, además de un articulado constitucional que así lo define, tiene ya diez años materializándose a través de políticas públicas que dan factibilidad al marco jurídico.

Del modelo neoliberal a la democratización educativa

Hablar de educación en Venezuela y, más aún, de las influencia directa que Estados Unidos ha ejercido sobre esta importante área para el desarrollo, requiere de una mirada en retrospectiva que abarca cuando menos los últimos 20 años de la historia nacional e internacional.

“En la dinámica mundial los años 80 y 90 se impulsaron políticas orientadas a la privatización de los espacios educativos. Con la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se impone un modelo ideológico y político de corte capitalista en América Latina que impulsa un paradigma de comenzar a desconcentrar, descentralizar y privatizar los escenarios educativos”.

El análisis corresponde al director general de Relaciones Internacionales del Ministerio del Poder Popular para la Educación, Luis Alejandro Sauce, quien afirma que planteamientos como el individualismo y la producción masiva de recursos económicos, propios del modelo capitalista, condujeron a la mal entendida necesidad de privatizar la educación bajo argumentos como que el Estado no podía satisfacer la demanda educativa ni sostener la infraestructura porque era ineficiente e incapaz.

“En el caso de Venezuela, se abandonó infraestructura, se abandonó la inversión, disminuyó la tasa de la matrícula de escolarización, y eso reflejaba que el Estado no debía intervenir en la educación. No obstante, detrás de ello se imponía el modelo ideológico y político del capital, que llamaba a privatizar la educación porque es un espacio rentable por naturaleza, ya que todos quieren estudiar, al tiempo que propiciaba la vía perfecta para controlar la producción, la generación y el suministro del conocimiento”, detalla.

En otras palabras, la educación que ofrecía el Estado era efectivamente deficiente, pero ello respondía a una estrategia de poder con un fin político.

Relata Sauce que mientras el control financiero lo ejercía el Banco Mundial, las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional hacían lo propio con el poder político y económico, respectivamente.

“Ellos intervenían en las políticas educativas e inclusive se crearon en el Ministerio de Educación de aquel entonces oficinas que estimulaban -entre comillas- el desarrollo de una educación competitiva en términos negativos, desiguales y de exclusión a las personas de escasos recursos económicos”, asegura.

En ese sentido, los parámetros que definían a la educación, de acuerdo con la Constitución de 1961, no estaban en consonancia con las políticas públicas ya que no existía coherencia entre las disposiciones jurídicas y el escenario sociopolítico.

Afortunadamente, Venezuela reaccionó primeramente con el Caracazo, en 1989, al paquete de medidas neoliberales e inició la ruptura de un proceso político, económico y social que fue el punto de partida para el quiebre de la constitucionalidad en términos políticos.

Sin embargo, el funcionario del despacho educativo afirma que la ruptura máxima fue en el año 1998, cuando llega el presidente Chávez al poder: “En la redimensión del nuevo Estado se plasma la idea fundamental de que éste retome la educación como un derecho humano, que garantice su gratuidad, accesibilidad, pluralidad y carácter democrático”, ilustra.

Fue así como surgió la Asamblea Constituyente y una nueva Carta Magna que consagra una serie de derechos sociales considerados como el eje central de la transformación del estado nacional y el salto a la democratización verdadera de la educación.

Primer paso: inclusión

Con la llegada de Hugo Chávez a la Presidencia de la República, además de generarse una nueva estructura política y jurídica del Estado, se manifiesta la voluntad política de atender el sector educación de modo que el marco jurídico se corresponda con la realidad.

Entre las medidas tomadas, el porcentaje del Producto Interno Bruto destinado a educación se incrementó de 2% a 7%, al tiempo que la matrícula escolar paso de 5 millones 800 mil alumnos en el período escolar 1996-1997 a 11 millones 800 en el período 2006-2007.

“En la educación hay conocimiento, hay sabiduría para construir un país, para desarrollar una nación y para lograr la independencia, la superación y la soberanía de los pueblos; y finalmente el Estado entendió que para lograr esto debe rectorizar este sector e invertir en él”, señala Sauce.

Dentro de las acciones a ejecutar, el Gobierno Revolucionario arrancó con las misiones educativas como proyectos bandera, destinadas a garantizar el derecho a la educación a quienes por necesidad de entrar de lleno al mundo laboral descartaron la opción de estudiar.

Surge así la Misión Robinson I, dirigida a la alfabetización de más de un millón 500 patriotas; y la Misión Robinson II para la prosecución de los estudios primarios, en la que -de acuerdo con datos suministrados por la Dirección General de Análisis Situacional del despacho educativo- se encuentran estudiando 258 mil 826 venezolanos, además de los 395 mil 302 ya graduados.

Otras misiones, como la Ribas y Sucre, brindan acceso a la educación secundaria y universitaria a personas en las mismas condiciones de exclusión social, producto de los esquemas de poder que habían imperado y que dejaban por fuera a quienes no tenían posibilidad de costearse los estudios en planteles privados.

Adicionalmente, en Venezuela se garantiza el derecho a la alimentación a más de 4 millones de niños, niñas y adolescentes a través del Programa de Alimentación Escolar (PAE), orientado a potenciar el rendimiento académico de los estudiantes.

Dentro del marco constitucional en materia educativa, resulta interesante revisar artículos como el 103, de acuerdo con el cual se reconoce la educación inicial desde el nivel maternal, con lo cual Venezuela se convierte el primer país del continente que garantiza la educación desde el vientre materno. De ahí el establecimiento de los Simoncitos, instituciones educativas con características pedagógicas diseñadas para niños y niñas de cero a seis años de edad.

Asimismo, el artículo 106 no sólo reconoce sino que reviste de carácter constitucional a la educación privada bajo la estricta inspección y vigilancia del Estado y previa aceptación de éste. De acuerdo con Sauce, no se vulnera la educación privada siempre que existan las condiciones estructurales requeridas y prive el fin supremo de la educación y no el del lucro.

Existen también disposiciones para contar con un sistema educativo especial, que actualmente es uno de los espacios de trabajo del ministerio, creado como parte de la política de atención y protección a las personas con discapacidad que, por consiguiente, tienen necesidades educativas especiales y han pertenecido siempre a los gremios tradicionalmente excluidos.

La meta: educación con calidad

“La línea de trabajo del Gobierno bolivariano ha sido, primeramente, la inclusión social, para luego saltar al mejoramiento, la educación de calidad”, sostiene Luis Alejandro Sauce.

De ahí la necesidad de diseñar un nuevo currículo que se ajuste no sólo en la forma sino en el fondo a los preceptos constitucionales alusivos al carácter integral, democrático, participativo y permanente de la educación.

Aprender a crear, aprender a convivir y a participar, aprender a reflexionar y aprender a valorar son los pilares fundamentales del Diseño Curricular Bolivariano, todos ellos estrechamente relacionados con los derechos humanos.

“Tener la oportunidad de discernir y de construir bajo tus propios preceptos, visiones, ideologías, como decía el maestro Simón Rodríguez, o inventamos o erramos, no podemos importar modelos”, señala Sauce, quien afirma que hay sectores que con una profunda ignorancia se desconocen a sí mismos cuando obvian en el nuevo currículo en planteamientos como el de la posibilidad de crear, que redunda en la posibilidad de ser libre.

“Estimulamos otros derechos humanos, como la diversidad de pensamiento, la convivencia en un espacio plural, democrático, participativo”, añade.

Sostiene que el debate de este currículo debe darse en la dimensión política pero también en la pedagógica y filosófica: “Los medios de comunicación lo han limitado al espacio político, pero obvian que es primera vez en la historia democrática de Venezuela que los lineamientos educativos están siendo sometidos el debate y a la construcción colectiva”.

Sauce explica que se trata de una gran deuda social que se heredó gracias a la imposición de un esquema que influencio en la dinámica educativa del continente entero, un modelo que pretendía privatizar y controlar la generación y producción de conocimiento para poder dominar a los pueblos.

En consecuencia, insiste en que seguir mejorando la educación se hará en la medida en que la gente se sienta parte de un currículo y contribuya con sus aportes a la estructuración de una educación propia y original.

“¿Qué mejor ejercicio democrático que poner a disposición de todos el nuevo currículo, lo cual se articula a un escenario de ejercicio pleno de los derechos humanos?”, se pregunta. Ahora, con la propuesta presidencial de efectuar un referendo para decidir acerca del destino de este proyecto, la práctica soberana y el poder popular se pone una vez más de relieve en Venezuela.




http://www.abn.info.ve/reportaje_detalle.php?articulo=722

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