lunes, 16 de febrero de 2009

Educar en valores: aspecto esencial para la formación de la personalidad

Autoras :
Dra. C. Esther Báxter Pérez, Dra. C. Silvia Ma. Navarro Quintero

Durante muchos años, al abordar los valores desde el punto de vista pedagógico se utilizaban términos como los siguientes: educar valores, formar valores, que en alguna medida resultaban generales.
Es a partir de la década de los años 90, del siglo anterior, que comienza un movimiento fuerte en diferentes países, por sustituir “educar valores” por “educar en valores”. Entendiendo esta como un proceso donde el accionar de los diferentes actores sociales para la formación de los educandos es planificado, orientado, intencionado y controlado.

Muy relacionado con la categoría valor, tenemos valorar y aprender a valorar, a lo que damos tratamiento a continuación:
VALOR
Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite.
Cualidad de las cosas, en virtud de la cual se da por poseerla, cierta suma de dinero o equivalente.
Alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase.
Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar (hacer caras, resistir, sin dar muestras de cobardía) los peligros.
VALORAR
Señalar precio de una cosa.
Reconocer, estimar o apreciar el valor o mérito de una persona o cosa.
(Según el diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. Vigésima primera edición)

APRENDER A VALORAR
Tomar conciencia de la importancia de las acciones individuales colectivas y desarrollar habilidades para caracterizar, razonar, discernir, dialogar y mediar, desde una ética social.
Es poder emitir criterios y juicios críticos, y asumir una posición ante un objeto, un sujeto una situación o un conjunto de ellos.
Al incursionar en los valores, no es posible hacerlo si al menos no abordamos la esencia de estos en las diferentes ciencias que lo estudian como categoría.

Son estudiados por la AXIOLOGÍA, (del griego axio: valor y logos: tratado o estudio). Constituye la teoría filosófica que conceptualiza las nociones de lo valioso en el campo de lo que es bello, estético y verdadero, como esencias y cualidades contenidas en las creaciones humanas.
Desde el punto de vista FILOSÓFICO, para entender la categoría se requieren tres planos de análisis:
El sistema objetivo de valores (vistos como parte constitutiva de la propia realidad y de la significación social que le atribuye el sujeto que valora).
Los valores subjetivos o de la conciencia (forma en que la significación social es reflejada en la conciencia individual).
Sistema de valores institucionalizados (evidencian el modo de organización y funcionamiento de la sociedad en la que el sujeto vive y se desarrolla).
Desde el punto de vista HISTÓRICO, para entender la categoría hay que remontarse a las concepciones pedagógicas vigentes desde el siglo anterior, y sólo la columna vertebral de la historia, que dio próceres y héroes, en la lucha por preservar la patria, es lo que puede enseñar quiénes somos y hasta donde somos capaces de llegar.

Desde la SOCIOLOGÍA, el entender la categoría requiere un enfoque dialéctico dada su complejidad, para ello resulta necesario elevar el poder de persuasión en el trabajo educativo y tomar en consideración tres elementos.

Una mayor información acompañada de argumentos sólidos, creíbles y actualizados.

Una mayor participación donde sean protagonistas directos de las diferentes tareas que tengan que acometer.

Estructurar un sistema de estimulación encaminado a identificar, jerarquizar y estimular los logros y ejemplos positivos.

Desde la PSICOLOGÍA, los valores se configuran mediante la experiencia de la persona concreta que está en formación y desarrollo, lo que está determinado por el sistema de relaciones, el tipo de comunicación que establece con sus coetáneos, su familia, el medio que lo rodea y la naturaleza de las actividades que realice y el protagonismo que desempeñe en estas.

Desde la PEDAGOGÍA, cuando se aborda esta categoría se hace en función de que constituye un problema de la formación de la personalidad. Para ello se deben dar un conjunto de condiciones positivas que así lo permitan, entre las que se encuentran:
Tomar en cuenta las necesidades, aspiraciones e intereses del sujeto que se educa.
Respetar la dignidad de cada uno.
Establecer relaciones con una adecuada comunicación.
Promover la creatividad y sean protagonistas directos de su propia formación.
Muchos especialistas y estudiosos de la categoría valor consideran, que estos constituyen una guía general de conducta, son el resultado de la experiencia individual y de su realización personal, dándole un sentido a la vida y propiciando su calidad.
También pueden ser definidos como determinaciones espirituales que designan la significación positiva de las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y sujetos, para un individuo, un grupo, clase social o la sociedad en su conjunto.

Al hacer referencia al término educar en valores necesariamente requiere dar tratamiento a la categoría educación.

EDUCACIÓN
Es un proceso de inculcación y asimilación cultural, moral y conductual, por el cual las generaciones jóvenes incorporan o asimilan el patrimonio cultural de los adultos. Es una realidad histórica (no natural) producida por el hombre y vinculada a su contexto sociocultural (Diccionario de Ciencias de la Educación. México. 1985).
La educación tiene como objetivo esencial, hacer social al individuo, que el medio social tiende a moldear al niño a su imagen, y que padres y maestros son los representantes o intermediarios en la conformación de esa imagen. (E. Durkheim. Las reglas del método sociológico. Instituto Cubano del Libro, La Habana 1972).
La educación es un fenómeno social, resultado del desarrollo histórico alcanzado, en un momento determinado, y como centro del proceso de socialización, ejerce una influencia decisiva en la formación del hombre a lo largo de toda su vida, y debe prepararlo para el disfrute y plenitud de todo aquello que se derive de la misma, acorde a la sociedad en que vive y desarrolla su vida, contribuyendo con su actuación a su desarrollo y perfeccionamiento y que el núcleo esencial de esa formación deben ser los valores morales. (E. Báxter. Educar en valores. Tarea y reto de la Sociedad. Ed. Pueblo y Educación, Cuba 2007)
Una verdadera Educación en valores requiere:
Lograr una motivación que movilice a los que se educan en querer hacer.
Sentir como algo suyo lo que hacen.
Que lo que ven hacer o hacen está en correspondencia con su manera de sentir y de actuar.
Se traduce en:
Niveles de implicación e identificación consciente en lo que se hace.
Participación consciente, reflexiva y activa de los sujetos que se educan.
Sujetos comprometidos con lo que hacen.
Sujetos que analicen reflexionen y valoren en lo individual y lo colectivo los resultados obtenidos.
Sujetos que puedan autoevaluarse y evaluar lo que hacen los demás.
Sujetos que desarrollen la autoconciencia
En el plano pedagógico, el papel del docente, su estilo de dirección, la forma como organiza la actividad, las relaciones que establece con sus estudiantes, resultan muy importante para educar y formar esa personalidad.
Es por ello que en una situación de dirección del proceso educativo necesariamente hay que tener presente
¿El para qué? (objetivos)
¿El ¿qué? (contenido)
¿El ¿cómo? (métodos)
¿El ¿con qué? (medios)
¿Cuál es el resultado? (evaluación)
Además de estas interrogantes habría también que tomar en consideración EL CLIMA EMOCIONAL, que caracteriza las relaciones interpersonales, es decir los motivos, los intereses y las necesidades de los estudiantes:
¿A quién está dirigido? (características del individuo y del grupo)
¿Dónde se efectúa? (condiciones materiales del área o local)
¿En qué momento? (hora, día, etapa del curso)
¿Cómo es la atención a los sujetos? (tratamiento a las particularidades individuales).
El tomar en consideración el clima emocional, eleva la capacidad de trabajo y permite esfuerzos inusitados, en tanto la no atención a lo emocional puede anular las potencialidades esperadas en relación con la dinámica de la capacidad de trabajo.
Otro aspecto fundamental es la necesidad de utilizar un lenguaje coherente, claro, sencillo y lo suficientemente atractivo; instrumentar formas organizativas que estimulen la realización de tareas en parejas, pequeños grupos o equipos; asuman roles diferentes, y así manifestar hasta qué punto son responsables.Los contenidos de aprendizaje, por lo tanto, han de planificarse de forma tal que lleguen a los estudiantes mediante la programación de actividades variadas y diferenciadas, acorde con las potencialidades de cada uno de ellos, donde tengan la oportunidad de hacer un esfuerzo personal y vivenciar que pueden alcanzar niveles superiores.

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