Entre cantante y poetas
Nos
encontrábamos en el Aeropuerto de Cumaná, debíamos esperar en la estrecha
salita la llegada del avión que nos traería de regreso a Maiquetía después de
disfrutar un excelente Congreso educativo. Como buenas docentes nuestras
conversaciones se paseaban por los más diversos temas que se entremezclaban con
algún comentario observador de la vanidad femenina, hasta que entro a la sala
un señor alto de voz ronca, vocalista conocido de una agrupación musical
tradicional del país… Era una personalidad bien reconocida entre los docentes,
ya que, sus temas son usados con frecuencia en las actividades culturales de
las instituciones del país.
Nuestro
estimado cantante tomo asiento junto a una dama que lo acompañaba y con la cual
conversaba de forma familiar, nosotras, inquietas como es nuestra costumbre, nos
preparamos para ir por la respectiva foto… ya el señor se había percatado de
nuestro alboroto, las risas de adolescentes entradas en años y la chispa de ser
casi fanáticas enamoradas; por lo que comenzó a enderezar la espalda, cambiando
su postura en la silla, el cuello de la camisa que sobre salía al suéter de
franjas horizontales, hurgo en el bolso de mano hasta encontrar un pequeño
peine y organizar su cabello.
Lo
que no espero el cantante fue el brío con el que pasamos en trote frente a su
silla y terminamos sentadas junto a un señor delgado, pequeño, con su fresca
camisa de rayas y su pantalón de jeans algo usado por el tiempo. Abrazamos en nuestro
cariño y conversación aquel humilde ser, hubo intercambio de besos y sonrisas,
mientras el cantante observaba perplejo la escena.
Una
de mis colegas, siempre de curiosa, le pregunto de donde venía ya que para
nosotras era un gusto coincidir con èl tan lejos de casa, nos comentó sobre su
viaje, estaba iniciando la Ruta de la Poesía en el oriente del País, junto a
escritores y poetas de la ciudad habían regalado una velada poética en varios
espacios. ¡Que honor! Mira hasta donde
ha llegado nuestro poeta y compañero de aula.
La
divertida conversación fue interrumpida por el llamado del operador de guardia,
debíamos alistarnos para salir a pista y abordar nuestro avión, la despedida
fue afectuosa, llenas de risas y promesas de un café junto a este grupo de
chicas inquietas. Tomamos nuestras maletas, lanzamos besos al aire y salimos de
la sala…. Allí quedaba nuestro poeta junto al señor cantante esperando su
vuelo.
Anécdota presentada por:
Susana Alvarado M
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