Escrito por Cirelda Carvajal Rodríguez,
En tiempos recientes, muchos de los que nos dedicamos a trabajar por la salud de los escolares hemos sentido molestias porque los maestros y maestras no se motivan bien por esta tarea, en otros lugares la critica se basa en que las autoridades educacionales no respaldan convenientemente los esfuerzos de los expertos porque en la escuela se eduque en salud desde el currículo y toda la estructura metodológica que el sector educativo defiende.
Así las cosas, en los encuentros internacionales se aprecia una diversidad importante en los países en relación con las maneras de asumir el trabajo por la salud de los estudiantes y trabajadores de la Educación en las escuelas.
Esta autora se ha preguntado muchas veces ¿Quién es el responsable de esta controversia? ¿Cuál es la génesis de la indiferencia de algunos y la angustia de otros, si para educadores y personal de la salud lo más importante es el ser humano que ayudan a desarrollar?
Muchas son las posibles respuestas y muchas de ellas me conducen a pensar en la comprensión del papel que a cada cual le corresponde, comprensión interferida a veces por una interpretación limitada del concepto Salud y el concepto Educación. En tal sentido me interesa abrir el debate en torno a ¿dónde está el “liderazgo” en la educación o en la salud? ¿Cuál se subordina a cuál? Como punto de partida ofrezco mis primeras reflexiones a continuación.
La escuela no se limita a la transmisión de conocimientos sobre las disciplinas que allí se imparten, su misión trasciende a contribuciones más elevadas como: formar el carácter, la voluntad, desarrollar habilidades, sentimientos, actitudes y valores que van conformando en el individuo un conocimiento general, del cual forma parte la cultura en salud.
Desarrollar esta cultura en salud desde la escuela, presupone que las acciones de promoción de la salud y educación para la salud que se instrumenten en el Sistema de Educación no sean espontáneas; ellas deben corresponderse con estrategias bien concebidas para satisfacer las exigencias que la sociedad plantea a la escuela. La Promoción de la Salud y la Educación para la Salud guardan correspondencia con las metas educativas planteadas para la formación de las actuales y futuras generaciones; ambas influyen en los conocimientos, concepciones, valores y conductas de los individuos de forma sistemática y contribuyen a la preparación del individuo para la creación de ambientes favorables, el reforzamiento de la acción comunitaria y el desarrollo de las actitudes personales.
La problemática de la Promoción y la Educación para la Salud en la formación de los ciudadanos es compleja y se evidencian insuficiencias en la conducta responsable ante los problemas de la salud individual y colectiva que debe educarse desde las edades tempranas, esta situación requiere una mirada crítica y renovadora.
Diferentes Estudios demuestran que en la mayoría de los casos la preparación del personal docente en temas de Promoción y Educación para la Salud es insuficiente, la capacitación que se ofrece en estos contenido aún no es prioridad y carece de una visón integradora; no se aprecia la educación para la salud como parte del sistema de preparación de la personalidad de niños y adolescentes; no se aprovechan, para este tema, todas las posibilidades que brinda la tecnología de la información de que dispone; la familia no se representa claramente la promoción y educación para la salud como una prioridad en la formación de sus hijos; no hay una comprensión pedagógica del aporte que puede hacer la escuela y los educadores en la cultura en salud de los educandos; la organización escolar no potencia, en el grado deseado, todas sus posibilidades para promover salud en los educandos; no se logra egresar del Sistema Educacional a la mayoría de los adolescentes y jóvenes con estilos de vida más sanos, a pesar de que en muchos países se cuenta con recursos humanos, materiales y metodológicos imprescindibles para ello.
La OPS/OMS afirma que “La Educación para la Salud en las escuelas tiene una larga y variada trayectoria en todos los países de la región. Así también lo tienen las actividades asistenciales como los exámenes médicos, dentales y de aspectos visuales y auditivos. Sin embargo, en diversas reuniones sobre el tema se ha enfatizado la necesidad de un enfoque integral y estrategias más innovadoras, que respondan a las nuevas dinámicas sociales, políticas y económicas e incluyan: capacitación y actualización a los maestros; participación de los alumnos, los padres y la comunidad; servicios de salud y acordes a las necesidades reales de la población escolar, promoción de hábitos saludables, alimentación nutritiva en los comedores escolares; y el uso de metodologías educativas formales y no formales dirigidas a formar nuevas habilidades y destrezas, haciendo de la vida escolar una oportunidad para el desarrollo humano, la paz y la equidad” (1).
El abordaje consecuente de la Promoción y la Educación para la Salud en el Ámbito Escolar exige que se concreten los aspectos pedagógicos que garantizarían una verdadera influencia educativa en este sentido, lo que plantea la necesidad de considerar aspectos metodológicos para concebirlas desde la organización misma de la actividad escolar y darle un enfoque más pedagógico que asegure su aplicación real, sin que se perciba como una sobrecarga para los docentes y sí se convierta en una forma nueva de concebir la actividad de educandos y educadores en el trabajo por elevar la cultura en salud y mejorar la Calidad de Vida.
No existen dudas que esta manera de hacer Educación nos enfrenta a una rama del saber pedagógico no muy difundida ni desarrollada pero incuestionablemente necesaria: La Pedagogía de la Promoción de la Salud en el ámbito escolar.
La Pedagogía de la Promoción de la Salud en el Ámbito Escolar tiene el objetivo de contribuir al perfeccionamiento del proceso de formación de una Cultura en Salud desde el Ámbito Escolar ofreciendo los fundamentos teóricos y metodológicos para su abordaje desde el Proceso Pedagógico. Se propone explicar la relación y dependencia entre los conceptos y categorías de la Pedagogía de la Promoción de la Salud, definir la práctica pedagógica, descubrir sus leyes, objetivos, regularidades, principios y métodos de la formación de la cultura de salud desde el proceso pedagógico y ofrecer las recomendaciones metodológicas para contribuir a la formación de esta cultura desde el currículo y toda la acción educativa organizada y dirigida por las instituciones educativas.
¿Cuánto puede aportar esta rama de la Pedagogía a las necesidades de formar a un hombre y una mujer sanos, responsables y preparados para desarrollar estilos de vida saludable? La respuesta la tenemos los que tenemos el deber, la razón y el sentimiento para hacerla crecer.
En tiempos recientes, muchos de los que nos dedicamos a trabajar por la salud de los escolares hemos sentido molestias porque los maestros y maestras no se motivan bien por esta tarea, en otros lugares la critica se basa en que las autoridades educacionales no respaldan convenientemente los esfuerzos de los expertos porque en la escuela se eduque en salud desde el currículo y toda la estructura metodológica que el sector educativo defiende.
Así las cosas, en los encuentros internacionales se aprecia una diversidad importante en los países en relación con las maneras de asumir el trabajo por la salud de los estudiantes y trabajadores de la Educación en las escuelas.
Esta autora se ha preguntado muchas veces ¿Quién es el responsable de esta controversia? ¿Cuál es la génesis de la indiferencia de algunos y la angustia de otros, si para educadores y personal de la salud lo más importante es el ser humano que ayudan a desarrollar?
Muchas son las posibles respuestas y muchas de ellas me conducen a pensar en la comprensión del papel que a cada cual le corresponde, comprensión interferida a veces por una interpretación limitada del concepto Salud y el concepto Educación. En tal sentido me interesa abrir el debate en torno a ¿dónde está el “liderazgo” en la educación o en la salud? ¿Cuál se subordina a cuál? Como punto de partida ofrezco mis primeras reflexiones a continuación.
La escuela no se limita a la transmisión de conocimientos sobre las disciplinas que allí se imparten, su misión trasciende a contribuciones más elevadas como: formar el carácter, la voluntad, desarrollar habilidades, sentimientos, actitudes y valores que van conformando en el individuo un conocimiento general, del cual forma parte la cultura en salud.
Desarrollar esta cultura en salud desde la escuela, presupone que las acciones de promoción de la salud y educación para la salud que se instrumenten en el Sistema de Educación no sean espontáneas; ellas deben corresponderse con estrategias bien concebidas para satisfacer las exigencias que la sociedad plantea a la escuela. La Promoción de la Salud y la Educación para la Salud guardan correspondencia con las metas educativas planteadas para la formación de las actuales y futuras generaciones; ambas influyen en los conocimientos, concepciones, valores y conductas de los individuos de forma sistemática y contribuyen a la preparación del individuo para la creación de ambientes favorables, el reforzamiento de la acción comunitaria y el desarrollo de las actitudes personales.
La problemática de la Promoción y la Educación para la Salud en la formación de los ciudadanos es compleja y se evidencian insuficiencias en la conducta responsable ante los problemas de la salud individual y colectiva que debe educarse desde las edades tempranas, esta situación requiere una mirada crítica y renovadora.
Diferentes Estudios demuestran que en la mayoría de los casos la preparación del personal docente en temas de Promoción y Educación para la Salud es insuficiente, la capacitación que se ofrece en estos contenido aún no es prioridad y carece de una visón integradora; no se aprecia la educación para la salud como parte del sistema de preparación de la personalidad de niños y adolescentes; no se aprovechan, para este tema, todas las posibilidades que brinda la tecnología de la información de que dispone; la familia no se representa claramente la promoción y educación para la salud como una prioridad en la formación de sus hijos; no hay una comprensión pedagógica del aporte que puede hacer la escuela y los educadores en la cultura en salud de los educandos; la organización escolar no potencia, en el grado deseado, todas sus posibilidades para promover salud en los educandos; no se logra egresar del Sistema Educacional a la mayoría de los adolescentes y jóvenes con estilos de vida más sanos, a pesar de que en muchos países se cuenta con recursos humanos, materiales y metodológicos imprescindibles para ello.
La OPS/OMS afirma que “La Educación para la Salud en las escuelas tiene una larga y variada trayectoria en todos los países de la región. Así también lo tienen las actividades asistenciales como los exámenes médicos, dentales y de aspectos visuales y auditivos. Sin embargo, en diversas reuniones sobre el tema se ha enfatizado la necesidad de un enfoque integral y estrategias más innovadoras, que respondan a las nuevas dinámicas sociales, políticas y económicas e incluyan: capacitación y actualización a los maestros; participación de los alumnos, los padres y la comunidad; servicios de salud y acordes a las necesidades reales de la población escolar, promoción de hábitos saludables, alimentación nutritiva en los comedores escolares; y el uso de metodologías educativas formales y no formales dirigidas a formar nuevas habilidades y destrezas, haciendo de la vida escolar una oportunidad para el desarrollo humano, la paz y la equidad” (1).
El abordaje consecuente de la Promoción y la Educación para la Salud en el Ámbito Escolar exige que se concreten los aspectos pedagógicos que garantizarían una verdadera influencia educativa en este sentido, lo que plantea la necesidad de considerar aspectos metodológicos para concebirlas desde la organización misma de la actividad escolar y darle un enfoque más pedagógico que asegure su aplicación real, sin que se perciba como una sobrecarga para los docentes y sí se convierta en una forma nueva de concebir la actividad de educandos y educadores en el trabajo por elevar la cultura en salud y mejorar la Calidad de Vida.
No existen dudas que esta manera de hacer Educación nos enfrenta a una rama del saber pedagógico no muy difundida ni desarrollada pero incuestionablemente necesaria: La Pedagogía de la Promoción de la Salud en el ámbito escolar.
La Pedagogía de la Promoción de la Salud en el Ámbito Escolar tiene el objetivo de contribuir al perfeccionamiento del proceso de formación de una Cultura en Salud desde el Ámbito Escolar ofreciendo los fundamentos teóricos y metodológicos para su abordaje desde el Proceso Pedagógico. Se propone explicar la relación y dependencia entre los conceptos y categorías de la Pedagogía de la Promoción de la Salud, definir la práctica pedagógica, descubrir sus leyes, objetivos, regularidades, principios y métodos de la formación de la cultura de salud desde el proceso pedagógico y ofrecer las recomendaciones metodológicas para contribuir a la formación de esta cultura desde el currículo y toda la acción educativa organizada y dirigida por las instituciones educativas.
¿Cuánto puede aportar esta rama de la Pedagogía a las necesidades de formar a un hombre y una mujer sanos, responsables y preparados para desarrollar estilos de vida saludable? La respuesta la tenemos los que tenemos el deber, la razón y el sentimiento para hacerla crecer.
http://www.pedagogia2009.rimed.cu/blogs/cirelda_carvajal/
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